viernes, 21 de mayo de 2010
Perdición de Billy Wilder
La acción tiene lugar en Los Angeles entre finales de mayo y el 16 de julio de 1938. Un agente de una compañía de seguros (Walter Neff) y una cliente (Phyllis Dietrichson) traman asesinar al marido de esta última para así cobrar un cuantioso y falso seguro de accidentes. Walter Neff, de 35 años, es soltero, reservado y de débil de carácter. Al visitar al Sr. Dietrichson, para renovar la póliza del seguro de sus coches, conoce a su esposa, Phyllis, sensual, atractiva y seductora, que despierta en él gran interés. Aprovenchando esto, ella trata de seducirlo para convertirlo en cómplice del plan que los conducirá a la perdición. De esta forma, la película enfrenta a un hombre honrado, pero débil, con una mujer fuerte, sin escrúpulos, que aprovecha su atractivo personal para engañarlo, manipularlo y utilizarlo despiadadamente. Es destacable la sordidez de la historia, centrada en la ejecución de un crimen con premeditación, frialdad, desprecio por la vida humana, codicia y alevosía. Entre los dos personajes se establece una insana relación de amor y odio, dominio y sumisión, atracción y repulsión, que se ve corroída por las sospechas cruzadas de infidelidad, de Neff con Lola Dietrichson y de Phyllis con Nino Zachetti. Se añaden las sospechas de crímenes pasados, de planes de nuevos crímenes y la aparición de deseos mutuos de venganza. Todo se complica cuando entra en acción el investigador de la empresa de seguros (Barton Keyes). El investigador Barton Keyes, mientras avanza en su investigación implacable, hace que salga a la superficie un mundo escalofriante de bajas pasiones. El espectador queda con la sensación de que los verdaderos motivos que mueven el comportamiento perverso de los dos protagonistas no quedan explicados de modo justo y cabal. Posiblemente, de esta sensación se deriva uno de los atractivos más poderosos del film. La obra está narrada en forma de confesión, que relata los hechos en "flashback". Billy Wilder dirigió el film, Raymond Chandler escribió el guión que adapta una novela de James M. Cain, quien, a su vez, se inspiró en una historia real. La película cuenta con dos partes claramente diferenciadas. La primera detalla la atracción sexual, el plan del homicidio y la posterior ejecución del crimen, mientras que la segunda narra la investigación del siniestro por parte del astuto perito de la compañía de seguros, en la que se dibuja con habilidad la angustia sufrida por los personajes involucrados en el crimen ante el temor del descubrimiento del asesinato y el consiguiente fraude. Uno de los aciertos del film es el uso de la voz en off (que Billy Wilder consideraba una forma de resumir muchas páginas de guión) y que aquí está más que justificada, puesto que la película es un gran flashback. La ambientación es otro punto a favor de la trama. El espectador percibe lo sucio y decadente del entorno en que se mueven los protagonistas, comprende su necesidad de salir de ahí. En cuanto al guión, es indudable que tener a Raymond Chandler de coguionista garantizaba el éxito de los diálogos. Lo cierto es que Billy Wilder tenía la intención de trabajar con su guionista habitual en esa época (Charles Brackett), pero Brackett no consideraba moralmente aceptable que el público estuviese de parte de los asesinos. Sin desmerecer el trabajo de Brackett, tener a Chandler (creador de Philip Marlowe) como guionista ha ayudado a que “Perdición” sea uno de los hitos del cine negro, y eso a pesar de que Wilder definió su relación con Chandler como de como “odio a primera vista”.
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