viernes, 21 de mayo de 2010

Primero la novela después el cine

Mientras el policial clásico separa el crimen de su motivación social y pone el acento en descifrar el misterio que rodea el hecho (el detective no se pregunta por qué sino cómo se cometió el crimen), la novela negra excluye el mito del enigma y sugiere que la causalidad de los delitos responde a cuestiones económicas. El dinero dicta la moral de los personajes y el crimen es un espejo de la sociedad. Ambigüedad, sospecha y fatalismo son caracteres de la novela y el cine negro. La influencia de Chandler también se extendió al cine, como guionista, con la adaptación de sus obras y como creador del mítico detective privado Philip Marlowe. Chandler nació en Chicago el 22 de julio de 1998. Cuando los padres se divorciaron, él y su madre se instalaron en Irlanda. Luego fue enviado a Londres a vivir con su abuela. Estudió en el Dulwich College de esa ciudad y completó su formación en colegios de Francia y Alemania. En 1912 regresó a Estados Unidos y en 1917 se alistó en el cuerpo de los Gordon Highlanders de Canadá. Al término de la guerra, trabajó como empleado de banco, periodista y ejecutivo en una empresa de petróleo. En 1924 se casó con Pearl Cecily Bowen, más conocida como Cissy, diecisiete años mayor que él, que falleció en 1954 y no tuvieron hijos.

Producción literaria

En 1934 publicó el cuento titulado Finger man , donde aparecía por primera vez el detective Philip Marlowe, pero todavía sin el perfil humano y profesional con el que lo caracterizaría a partir de su novela El sueño eterno, editada en 1939. Desde esa fecha y hasta su muerte, en 1959, publicó otras seis novelas con Marlowe como protagonista: Adiós, muñeca (1940), La ventana siniestra (1942), La dama del lago (1943), La hermana pequeña (1949), El largo adiós (1953), considerada su obra maestra, Playback (1958) y la inconclusa Poodle Springs (1959), que fue terminada por Robert B. Parker. Además fue autor de otra veintena de relatos breves del mismo estilo, inicialmente publicados en la revista Black Mask, y de un par de ensayos titulados Escritores en Hollywood (1945) y El simple arte de matar (1950). Sus numerosas cartas fueron recopiladas por el británico Tom Hiney en un libro que en nuestro país se editó con el título El simple arte de escribir. Cartas y ensayos escogidos (Emecé, 2002). Solitario, melancólico, escéptico e incorruptible, Marlowe es el prototipo del investigador duro, pero honorable y culto, que bebe a cualquier hora, fuma sin descanso y habla sólo lo necesario. Adora el ajedrez y la poesía, no recurre a la violencia física para ajustar cuentas y posee una moral y una dignidad que le permiten eludir el acoso de las "mujeres fatales". Siempre fue considerado como una suerte de alter ego del escritor. Chandler afirma en una de su numerosas cartas: "Hay quienes me dicen que Marlowe tiene conciencia social. Marlowe tiene tanta conciencia social como un caballo. Lo que tiene es una conciencia personal, que es algo muy diferente. (...) Marlowe y yo no despreciamos a las clases altas porque se bañen y tengan dinero; las despreciamos por hipócritas". Marlowe fue interpretado en el cine por Humphrey Bogart, George Montgomery, Robert Mitchum, Elliot Gould, James Caan, Dick Powell y James Garner. Pero Chandler tenía in mente otro actor: "Si alguna vez -escribió- hubiese tenido la oportunidad de elegir un actor de cine que representara mejor la imagen que yo tengo de él, creo que tendría que haber sido Cary Grant".

Chandler y el cine

En 1943 fue convocado para trabajar en Hollywood, pero siempre privilegió su condición de novelista por sobre el de guionista. "El guionista avisado -decía- se pone el segundo mejor traje, hablando en términos artísticos, y no se toma las cosas demasiado en serio. El guión es el segundo mejor traje, nunca el primero". Su primer guión fue Pacto de sangre , dirigido por Billy Wilder, basado en la novela de James M. Cain. Para Chandler fue una experiencia traumática. "Trabajar con Wilder -comentó años después- fue un verdadero tormento, que probablemente acortó mi vida, pero con él aprendí casi todo lo que sé acerca de escribir para el cine". Wilder, a su vez, afirmó: "Jamás he trabajado con alguien que me irritara más". Con posterioridad participó en los guiones de El mañana es nuestro (1944), de Irving Pichel; La sombra funesta (1945), de Lewis Allen; La dalia azul (1946), de George Marshall; y Pacto siniestro (1951), de Alfred Hitchcock, según la novela de Patricia Highsmith. De la filmografía basada en su obra literaria se pueden mencionar las siguientes películas: El enigma del collar (1944), de Edward Dmytrik, sobre la novela Adiós, muñeca; Al borde del abismo (1946), de Howard Hawks, sobre la novela El sueño eterno; La dama del lago (1947), de Robert Montgomery, sobre la novela del mismo título; La moneda trágica (1947), de John Braham, sobre la novela La ventana siniestra; Marlowe, detective privado (1969), de Paul Bogart, sobre la novela La hermana pequeña; Un adiós peligroso (1973), de Robert Altman, sobre la novela El largo adiós; Adiós, muñeca (1975), de Dick Richards, sobre la novela del mismo título; y El sueño eterno (1978), de Michael Winner, sobre la novela del mismo título.

Triste, solitario y final

Es el título de la primera novela de Osvaldo Soriano, publicada en 1973, en la que rindió homenaje a Marlowe. El progresivo desmoronamiento del detective (en Poodle Springs , la última novela de Chandler, quebró sus principios y aparece casado con una millonaria), guarda alguna relación con el deterioro que padeció el propio escritor a partir de la muerte de su esposa, cuando emprendió un descenso a los infiernos del alcoholismo, que lo condujo a dos intentos de suicidio. Por decisión testamentaria, dejó su patrimonio y los futuros ingresos por derechos de autor a su amiga y agente literaria Helga Greene. En el libro El largo abrazo : Raymond Chandler y las mujeres que amó, su autora Judith Freeman sostiene que Chandler describió a la perfección "la soledad estadounidense", retratada en esa ciudad californiana por "gente abandonada en el paraíso, entre la abundancia y la riqueza extrema", como policías al margen de la ley, médicos drogadictos, matones ingenuos y millonarias con la intención de engrosar, de cualquier forma, su patrimonio". Hollywood fue para Chandler causa de conflictos. Para él, la industria del cine significaba mucho dinero y poca satisfacción. Se mortificaba cuando algún proyecto fracasaba, pero sobre todo despreciaba la superficialidad que imperaba en el mundillo del cine. Tuvo la intención de escribir una novela sobre Hollywood y la imaginaba como "una especie de palacio de gobierno sudamericano tomado por asalto por militares vestidos con uniforme de opereta. Cuando todo termina y se pueden contemplar los muertos andrajosos que pueblan por millares las calles, uno comprende que esto no tiene nada de divertido: es un circo romano condenado a marcar el fin de una civilización". Quienes fueron sus amigos, sugerían recordarlo, en cada aniversario de su muerte, con un gimlet , ese trago a base de gin que en El largo adiós el detective Marlowe consumía casi sin pausa en el bar Victor's. Y saludarlo con sus propias palabras, las mismas que rescató Soriano: "Hasta la vista, amigo. No le digo adiós (...) Se lo dije cuando era triste, solitario y final".

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